Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
2 corintios 7:1
Limpiémonos de toda contaminación, Esto es de lo que nos despojamos. Hay una limpieza que únicamente Dios puede hacer en nuestras vidas, pero también hay una limpieza que Dios quiere hacer en colaboración con nosotros. Aquí, Pablo habla sobre la limpieza que no tan solo es algo que Dios hace por nosotros mientras nos sentamos pasivamente; esta es una auto limpieza para intimidad con Dios, la cual va más allá de una limpieza general del pecado.
Hay un aspecto principal de la limpieza que viene a nosotros cuando confiamos en Dios y en Su obra por nuestra parte. Esta obra de limpieza es en realidad la obra de Dios en nosotros y no nuestra obra. Este es el sentido de 1 Juan 1:9: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Pero hay otro aspecto de limpieza la cual Dios busca que nosotros hagamos con la participación de nuestra propia voluntad y esfuerzo; no que sea una obra que hagamos aparte de Dios, pero es una obra que espera nuestra voluntad y nuestro esfuerzo: Limpiémonos. Este aspecto de limpieza esta mayormente conectado con la intimidad con Dios y nuestra utilidad para el servicio.