Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Hechos 3:6
A veces una persona puede sentirse tan perdido, tan solo, tan indefenso. Pueden sentirse sin poder alguno sobre sus propias vidas. En el caso del pordiosero su parálisis desde el nacimiento, o su naturaleza adictivida. Pedro vio dentro de esta falta de esperanza; él habló con el poder del Espíritu, en nombre de aquel que tiene autoridad sobre todas las cosas – «Camina»; entonces lo tomó de la mano y lo ayudó a subir.
Ayudarlo a subir, es una prueba de fe y humildad. De fe, porque se debe estar absolutamente convencido de que Dios puede sanar y sanará de acuerdo a Su voluntad soberana; y de humildad, porque si Él elige sanar o no sanar, no es por la gran fe o por la falta de ésta. Muchos milagros no suceden frente a nuestros ojos, porque Dios conoce nuestra naturaleza.