Firme está mi corazón, oh Dios, mi corazón está firme; ¡cantaré y entonaré salmos! salmos 57.7
En Éxodo 15:22, la Biblia nos relata un episodio donde el pueblo de Israel había andado tres días por el desierto sin haber encontrado agua. Llegaron a un lugar llamado Mara, pero no podían beber sus aguas porque eran «amargas». En esa ocasión, el pueblo murmuró contra Moisés reclamando qué habrían de beber. Moisés oró al Señor y Dios le mostró un árbol, que al echarlo en las aguas, éstas aguas se endulzaron.
Cada momento difícil en nuestras vidas se convierte muchas veces en aguas amargas. La tristeza, la preocupación, el negativismo se apoderan de nosotras. Y quizás más de una vez hemos pensado ¿Cuándo cambiará esta situación? ¿Cuándo llegará la respuesta que estoy esperando? La prueba tiene un sabor amargo. ¡¡Hoy quiero decirte que Dios tiene una victoria y que esa victoria viene en camino!! El no ha dejado de escuchar tus ruegos y tus súplicas. Esas aguas se endulzaran, al igual que las aguas de Mara para Israel. La victoria llegará con sabor a miel. Con alegría y gozo. ¡Solamente cree, confía y espera!