Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.

Hechos 8:4-8

A pesar de que tomamos malas decisiones, el Señor, sabiendo lo que habríamos de decidir sigue teniendo un plan preciso para nosotros. Este es el caso de los que se dispersaron y continuaron predicando la palabra a dondequiera que iban. Esto no quiere decir que tenemos libertad para tomar las decisiones que queramos y al final llegaremos al mismo destino. Por supuesto que no Cada decisión que tomamos tiene consecuencias. A lo que se refiere es que, Dios, en su soberanía, se encarga de que todo siga bajo su control y de cierta manera, dentro de su misericordia nos permite corregir lo que hemos hecho mal.